Esta semana, Nature publicaba un artículo científico que afirma que la sobrepesca es la principal causa de que los tiburones y rayas pelágicos estén desapareciendo a gran velocidad de nuestros océanos. Según el artículo, desde 1970 la abundancia de estos tiburones y rayas ha disminuido un 70%, lo que aumenta gravemente el riesgo de su extinción ecológica. Esta pérdida de biodiversidad y funcionalidad ecológica conlleva un gran impacto en la salud del océano en su conjunto.
Este grave deterioro de las poblaciones ha motivado que WWF lleve tiempo pidiendo medidas de conservación y gestión para muchas de estas especies y evitar llegar a una situación límite, como ha ocurrido con el marrajo dientuso del Atlántico norte, y las consecuencias sociales y económicas que esta sobrepesca supone. Desde 2004, WWF ha estado pidiendo la inclusión de esta especie en el Apéndice II de CITES, dado el grave deterioro de algunas de sus poblaciones y la completa falta de gestión.
Hasta el año 2016, ICCAT (Organismo Regional de Pesca encargado de la gestión de especies como atunes, pez espada, marlines, etc.) no empezó a evaluar el estado de sus poblaciones en el Atlántico y a tomar las primeras medidas de gestión. Aunque WWF ha reconocido dichos avances, ha criticado que las medidas adoptadas eran del todo insuficientes, por tardías y haber ignorado las recomendaciones más precautorias de su comité científico: una cuota cero para la población del Atlántico norte, prohibir la retención de individuos y establecer medidas de mitigación de las capturas incidentales.
Finalmente en 2019 el marrajo dientuso pasó a formar parte del Anexo II del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). En aplicación del nuevo estatus de la especie, la autoridad científica del Convenio CITES en España estableció una cuota de comercio de 350 t para 2020, asumiendo unas capturas totales de 700t en el Atlántico norte. Según los científicos de ICCAT capturar 700t implica que la población no se recupere hasta 2070, con tan solo una probabilidad del 40% de lograrlo. Para WWF, este escenario no era lo suficientemente precautorio, aunque reconoció el avance que supuso.
A finales de 2020, tras el fracaso de ICCAT en adoptar nuevas medidas de conservación, las autoridades CITES europeas acordaron establecer una cuota 0 de comercio para 2021, lo que en la práctica conlleva que desde el 1 de enero no se puede desembarcar marrajo del Atlántico norte por parte de la flota europea, ni importar o (re)exportar de otros países como Marruecos.
WWF aplaude esta decisión, conocida ahora por la prensa, dada la gravísima situación y el fracaso de las autoridades pesqueras a la hora de detener el declive.
La organización pide al MAPA que prohíba inmediatamente la retención de cualquier ejemplar capturado por la flota española, puesto que no se puede desembarcar ni comercializar. Y que disponga de los recursos necesarios para establecer medidas mitigación de las capturas incidentales en colaboración con los pescadores y expertos, así como la adopción de buenas prácticas de manejo que aumenten las tasas de supervivencia de los ejemplares liberados.
España concentra la mitad de las capturas de marrajo dientuso del Atlántico norte y, por ello, tanto el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como el sector del palangre de superficie tienen una gran responsabilidad en la situación de la especie, y por tanto en su recuperación. Según WWF, la Unión Europea – con el 65% de las capturas-, debe a su vez apoyar la adopción de estas medidas a nivel internacional a través de ICCAT a lo largo de 2021.
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