“Gloria” ha batido récords de todo tipo: de espesor de nieve, de altura de ola significante en el Mediterráneo occidental, de precipitación máxima recogida en 24 horas durante el mes de enero y de rayos caídos en un día en el mismo mes.
Lo vivido estos últimos años en el área mediterránea es coherente con los distintos escenarios de cambio climático que se vienen realizando desde hace décadas, que avisan de fenómenos adversos cada vez más frecuentes e intensos, si bien asignarle responsabilidades al cambio climático a un único evento adverso exige un estudio más complejo y extenso de atribución.
El área mediterránea española sufre, desde hace varios años, temporales sin precedentes. Así lo avalan no solo los datos registrados por la red de estaciones meteorológicas de la Agencia Estatal de Meteorología, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, sino que, retrocediendo en el tiempo más allá de estos registros, tampoco surgen candidatos que permitan comparación haciendo uso de fuentes históricas.
Estos temporales, definidos como históricos por batir récords de forma consecutiva de uno o varios fenómenos meteorológicos en zonas extensas, nos llevan hasta enero de 2017 y sus intensas nevadas en el interior de la Comunidad Valenciana y en provincias limítrofes, que dejaron decenas de miles de personas incomunicadas y sin servicios básicos, pasando por el verano de 2018, que batió el récord estival de descargas eléctricas, y octubre de 2018, cuando se produjo la trágica riada de Sant Llorenç (Mallorca) en la que hubo 13 fallecidos; ese mismo mes se registró el récord absoluto de máxima intensidad de precipitación en una hora en Vinaròs, con 159,2 l/m2 acumulados.
Tres episodios históricos
A partir de 2019, la frecuencia e intensidad de estos fenómenos adversos categorizados como históricos parece haberse disparado, al registrarse 3 de ellos en tan solo 9 meses. Esta tendencia se inicia la pasada Semana Santa (del 18 al 22 de abril), con un temporal sin precedentes históricos para un mes de abril en el sureste peninsular. Así, en algunas zonas costeras de Alicante, región de Murcia y extremo sur de Valencia, llovió, en tan solo 5 días, 5 veces más de lo que suele llover en todo un mes de abril típico y el doble de lo que suele llover en una primavera estándar.
Cinco meses más tarde, en septiembre de 2019 (del 11 al 15 de septiembre) se produce un episodio en el que 7 personas perdieron la vida como consecuencia de las lluvias torrenciales. Por volumen de precipitación, se ha tratado del episodio de precipitación más importante en la Región de Murcia de al menos los últimos 50 años, en extensión, intensidad y persistencia y en la comarca alicantina de la Vega Baja, el de mayor precipitación acumulada en el promedio comarcal de todos los conocidos, al menos desde 1879, con un 39% más de precipitación que el siguiente en volumen, que fue el de noviembre de 1987.
Los extraordinarios registros de lluvia, por encima de los 300 litros/metro cuadrado, batieron récords absolutos de precipitación en un día con mucha diferencia respecto de las marcas anteriores en observatorios con más de 50 años de datos, como Alcantarilla, Murcia, Cartagena y Ontinyent, e incluso centenarios como Orihuela.
Más recientemente, este mes llegó “Gloria” batiendo todo tipo de récords.
“Gloria”: un único temporal que bate toda clase de récords
“Gloria” fue el nombre con el que AEMET bautizó a una borrasca que, tras alcanzar el área mediterránea procedente del Atlántico, activó avisos del nivel pertinente como para merecer ser nombrada. Y aunque “Gloria” se llevó la gloria y la autoría del temporal que nos afectó del 19 al 25 de enero, en realidad la borrasca, como tal, ni se creó por un proceso de ciclogénesis explosiva (no se profundizó mucho y muy rápidamente) ni fue especialmente profunda. Hicieron falta dos ingredientes más para propiciar uno de los temporales más especiales desde que hay registros en el área mediterránea: sobre Inglaterra se encontraba posicionado un anticiclón anómalo tanto en intensidad (superior a 1050 hPa en su centro, el valor más alto registrado por el servicio meteorológico Británico desde 1957) como en extensión Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográficoque, en conjunción con “Gloria”, creó un importantísimo gradiente de presión del que se derivaron vientos del levante muy fuertes. Además, nuestro mapa conceptual se completa con la entrada en la zona, previa a la llegada de “Gloria”, de aire húmedo de procedencia subtropical que posteriormente fue canalizado por la borrasca. Así, mientras “Gloria” inyectaba aire húmedo, el anticiclón ayudaba a incorporar aire más frío procedente del continente. El resultado fue un temporal invernal muy completo, con mala mar, lluvias persistentes, vientos fuertes, nieve abundante, mínimas extremas y numerosas descargas eléctricas, y único por acumular récords de todo tipo dentro de un mismo evento. En su fase final, la fuerte inestabilidad, ocasionada por el flujo de aire húmedo, se desplazó desde el Golfo de Cádiz y el Mar de Alborán hacia la costa generando una línea de tormentas responsable de las intensas y persistentes lluvias, que acompañadas ocasionalmente de granizo (como el caído en Marbella y Mijas), afectaron la noche del viernes 24 al sábado 25 fundamentalmente a la provincia de Málaga.
Olas más altas
Si nos centramos en récords, como resultado del temporal marítimo se obtuvo un máximo histórico, el mayor dato medido en el Mediterráneo occidental, registrado por la boya de Valencia que marcó 8,44 metros de altura significante el 20 de enero, un valor que supera el récord anterior de 8,15 metros medido por la boya de Mahón en enero de 2003 y que se queda ampliamente por encima del récord previo registrado en esa boya de 6,45 m en 2017. Puesto que la altura significativa no es más que el promedio del tercio de la elevación de las olas más altas, se estima que con un récord de este valor las olas hayan podido superar los 13 metros de altura máxima. Ese mismo día la boya de Dragonera, en las Islas Baleares, también marcó un máximo histórico con 7,97 metros de altura significante superando su anterior récord de 6,33 metros de enero de 2017; a esa misma hora la boya, que también registra datos de altura máxima en tiempo real, midió una ola de 14,2 metros. Además, el 21 fue el día de enero con mayor número de descargas eléctricas, 3.035 rayos caídos dentro de la Comunidad Valenciana desde que empezó a funcionar la red de descargas, en la década de 1990.
Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico“Gloria” también se ha caracterizado por dejar cuantiosas precipitaciones. Así, en aproximadamente 5 días (desde las 00:00 UTC del día 19 a las 15:00 UTC del 23 de enero de 2020) 7 estaciones acumularon más de 300 l/m2, de las cuales una superó los 400 l/m2: Barx (Valencia) con 433 l/m2, donde lo caído ha supuesto el cuádruple de lo normal para todo un mes de enero. En la fase final del episodio destacan los 21 l/m2 caídos en tan solo 1 hora en el aeropuerto de Málaga, que dan cuenta de la intensidad con la que cayeron las precipitaciones en esa área, o los 264,6 l/m2 recogidos entre el 22 y el 25 de enero en Coín (Málaga). Pero si nos centramos en récords, el día 21 fue clave. Así, se han batido innumerables récords de lluvia asociados a un mes de enero: en Barcelonaaeropuerto se recogían 27 litros/metro cuadrado más que el anterior récord de hace casi 75 años, en Tortosa (Tarragona) se recogía el doble del anterior récord de hacía casi 90 años, en Daroca (Zaragoza), observatorio con más de 100 años de datos, se acumulaba prácticamente el doble que el récord anterior registrado hace casi 70 años, misma fecha que el récord que se batió ese mismo día en Zaragoza.
Y finalmente, de las cuantiosas nevadas nos quedamos con un dato: el día 21 se registraron 86 cm de espesor de nieve en Vilafranca (Castellón), superando el máximo histórico de la serie, de 80 cm acumulados el 7 de marzo de 1968.
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